¡Se ha estropeado la consola! Sí, sí, aquella con la que jugábamos cuando éramos niños, ¿recuerdas? ¡Qué buenos ratos! Pero, oye, no será complicado repararla… a fin de cuentas, es electrónica antigua… ¡Venga, vamos a intentarlo!

Link nos presenta este reto. Nos toca apretarnos la cabeza para poder superarlo. Y es que estamos ante un juego familiar, de puzle, en el que tendremos que situar unos chips en colores y grupos para poder puntuar más que el resto de los jugadores. No vamos a emular uno de esos juegos antiguos con cartas o dados. No. Lo que tenemos aquí es un rompecabezas con muchas losetas y varias dificultades para desempolvar nuestro cerebro.

Como si de una consola de verdad se tratase, abrimos la caja, perfectamente ambientada, para descubrir losetas verdes, con componentes integrados (todo en cartón grueso) y un buen montón de chips, estilo cucaracha, ¡que se han soltado! Cada jugador debe coger los chips de su color e intentar colocarlos en los circuitos de la mejor manera posible.

Y es que la grandeza de Link es precisamente su simplicidad. Con las losetas de cartón y los chips en plástico, tenemos un reto entre las manos. No necesitamos más componentes, al igual que las antiguas consolas que representa.

Cuando dominemos ese juego en 8 bits (modo básico), podemos avanzar un paso hacia el juego en 16 bits (modo avanzado) que nos introduce algunas fichas especiales para tener algún as en la manga en determinados momentos y tornar la balanza de la partida a nuestro favor.

Si quieres conocer un poco más de Link, te lo enseñamos en este vídeo:

¡Ah, por cierto! Al igual que las consolas, podemos jugar en solitario e intentar superar el reto nosotros solos y, quizá, con un poco de pericia, batir nuestro propio récord.

Puedes conseguirlo aquí.